Escrito por los periodistas José Bellas y Fernando García, cuenta la vida del músico a través de anécdotas e historias que aportan sus allegados: amigos, colegas, productores.
El mundo íntimo de Charly García contado de boca de los músicos que pasaron por sus bandas, productores, amigos, agentes de prensa y colegas amanece radiante en el libro “100 veces Charly. Historias esenciales de un genio en llamas”, escrito en coautoría por José Bellas y Fernando García y recientemente editado por Ediciones B. Nito Mestre, Hilda Lizarazu, Billy Bond, Joaquín Levinton, Fabián Von Quintiero, Daniel Melingo, Raúl Porchetto, Fernando Samalea, Fabiana Cantilo, Palito Ortega, Willy Crook, la fotógrafa Nora Lezano, el agente de prensa Francisco Cerdán, el periodista Marcelo Fernández Bitar y hasta su imitador, Charly Micol, entre muchos otros, abren sus recuerdos vinculados a algún momento de la vida del genio musical.
En lo que supone ser una biografía que está atravesada por más de cien anécdotas siempre jugosas, aparecen la desmesura y los tintes autodestructivos en que se corporizó, la genialidad y la enorme potencia creativa de Carlos García Moreno, el creador de la marca “Charly García”, ese artista -performer- ególatra que resulta clave si se quiere entender el movimiento del rock nacional.
“Yo tengo una idea de Charly y es que desde el comienzo fue un hit: mainstream, popular. Y entonces siempre le quedó pendiente ser under. Nunca pudo ser under, nunca. Creo que envidiaba un poco la cosa off, under, experimental. Y creo que eso se lo pasó a su cuerpo. Parte de la destrucción física de Charly tiene que ver con querer ser under. Hacerse mierda. Acercarse a la destrucción del rock. Ser punk en su cuerpo”, dice Vivi Tellas, ex Bay Biscuits, y performer que intervino en shows de García y padeció sus ataques destructivos.
“Pensá que en la época de La hija de la lágrima por ahí estaba cinco días sin dormir… Vos estuviste en ese dormitorio… Ni siquiera saliendo de ahí… Orbitando en esa cama con tres guitarras, cuatro teclados, restos de sándwiches de cinco días, rollitos de billetes por todos lados (…) y así pasaba hasta que le saltaba la térmica y era una locura y enloquecía todo el entorno en mayor o menor medida”, recuerda Cerdán, quien trabajó en el regreso de Serú y lo acompañó en La hija de la lágrima.
Los autores, ambos periodistas, ya probaron la efectividad de contar la vida de un músico a través de las “100 veces…”. Pappo, los Redondos y los Stones pasaron por este formato. Les faltaba atravesar la experiencia con Charly, creador de bandas emblemáticas: PorSuiGieco, La máquina de hacer pájaros y Serú Girán y autor de discos como “Clics Modernos”, “Alta fidelidad” y otros consagrados por el público.
Lejos de la romantización en la que suelen caer sus fanáticos, ambos logran en este libro tallar un perfil ajustado del personaje, con sus luces y sombras: de excesos, adicciones, locuras y rehabilitación hablan estas historias.
“Son historias, que pueden contener anécdotas, y al mismo tiempo es una biografía, pero procurando que no sea lineal y aburrida, como suelen ser las biografías”, indicó Bellas a LA CAPITAL. “En realidad nos ocupa la idea de que pueda haber muchos matices que puedan esbozar su personalidad”, agregó sobre las anécdotas que funcionan en aquí como vehículo de información.
– Lo interesante es que como autores intentaron hacer una pintura lo más verdadera posible de Charly, dejando de lado -tal vez- sus gustos musicales y un posible afecto hacia él. Lo muestran despiadadamente ególatra. Lo que cuenta Hilda Lizarazu se inscribe dentro de este perfil menos romántico del personaje, ¿coincidís?
– Digamos que el ego, tanto en Charly como en gente muchísimo menos talentosa, suele ser un motor. No nos parece algo condenable, en tanto no damnifique a terceros. Hubo, hay y habrá demasiada gente beneficiada por ese tic del artista, que existe y queda expuesto, pero no lo consideramos una debilidad.
– El tema de las adicciones de Charly está abordado sin filtros. Era imposible, por otra parte, no abordar ese tema.
– Es imposible no abordarlo, pero tampoco queríamos que fuera un hilo conductor. Sólo cuando fuera inevitable. Como diría Andrés Calamaro: moderación.
– ¿Qué valor consideran que tiene Charly García en el panorama del rock?
– Es un catalizador del estado de ánimo de los argentinos. Un termómetro sensibilizante. Un genio demasiado permeable. Es un genio obsesivo. Es sensibilidad a flor de piel, seguida de desmesura, con malos resultados para su salud. En todo caso, nadie del público saldrá lastimado.
– El libro funciona como una historia indirecta del rock nacional, porque aparecen otras historias como en segundo plano.
– Es inevitable que se cuelen algunas imágenes supuestamente ajenas, pero en tanto Charly García es uno de sus mayores representantes, resulta lógico. De 45 años a esta parte, está omnipresente en todo lo que se pueda asumir en esa entelequia llamada “rock nacional”, excepto quizás en las versiones locales del punk y el metal.
– ¿Intentaron tener la voz del propio Charly?
– No lo intentamos, no es el espíritu de la serie. En caso de que aceptara, se hubiera transformado en una bio oficial, que es a lo que le escapamos, como lectores y autores.
– Todo un dato es que aparezca tan poco Migue, el hijo de Charly.
– Nos pareció demasiado cercano como para obtener una buena historia. La distancia siempre amplía el horizonte.
– Mar del Plata aparece bastante en el libro, ¿qué valor creen que tuvo en la vida de Charly?
– Exacto. Mar del Plata representa los albores de Sui Géneris, la inocencia, la formación de su música, su mito, su personaje. Nito Mestre se ocupa de contarlo de una manera muy vívida, fascinante.
– ¿Por qué pensar un libro o varios con este formato de 100 veces…? ¿Qué beneficios creen que tiene?
– Al principio de todo, con Fernando García, el co-autor, nos gustaba coleccionar anécdotas de Pappo. En una editorial nos ofrecieron escribir una biografía, pero no nos gustaba tanto la idea como compilar una serie de anécdotas que podían pintar al personaje más en su salsa. Así nació 100 veces Pappo, en 2011, que fue el puntapié de esta saga. En realidad no pensamos beneficios ni que se lea rápido, eso depende del lector siempre: hay gente que lo leyó en un día y otros que tardan dos semanas.
– ¿Parece un libro sencillo de hacer y es bastante más complicado de lo que parece?
– No es sencillo de hacer si se tiene en cuenta que hay unas cuarenta fuentes distintas y que luego tenemos que editar, agrupar y destilar los mejores bocados textuales. Todo el material es no reciclado, original de acuerdo al relato ajeno.
– ¿Cotejaron las anécdotas entre los diferentes entrevistados?
– Así es, y con los registros biográficos que hay de Charly. En el caso de que se trate de algún suceso muy recordado, la idea siempre es esbozar un nuevo punto de vista, dentro de la subjetividad de cada testimonio.